domingo, 24 de marzo de 2013

Un titulo por aqui

Olor a humedad, sudor y fracaso. Frente a la taquilla oxidada del vestuario de camareros de aquél hotel infernal, el aroma era más intenso de lo que el novato podía soportar.

«No me lo puedo creer. - pensó mientras colgaba cuidadosamente el chaleco desgastado a pesar de ser nuevo para él. Desgastado por cientos de camareros que posiblemente se habrían encontrado en su misma situación, sufriendo ese mismo olor a derrota. - No he durado ni media mañana. Es que ni media hora, leches.»

- Te acaba de despedir por primera vez, ¿Verdad? - la voz sonó a su espalda, tranquila y educada, como si hubiera tenido esa misma conversación con los cientos de anteriores dueños de ese chaleco. Sólo podía ser el friegaplatos. El único ser humano educado de aquel maldito lugar. El único ser humano sin más, al parecer.